Funciones ejecutivas

30.05.2020

Neuropsicología. ¡Que nos autorregulemos, que pensemos en los demás!

¡Que nos autorregulemos, que pensemos en los demás! Son peticiones que escuchamos frecuentemente estos días por la pandemia.

Vemos que muchas personas no acatan las normas y no pueden pensar en las consecuencias de sus actos o simplemente, no les importa. Se ven comportamientos sin autorregulación en adultos de todas las clases sociales y niveles de cultura, lo que hace que descartemos como causas de estas falencias el nivel socio cultural. El tener mayor educación, tener mayores privilegios económicos y sociales no da la posibilidad de autorregularte ni de ser más empático.

Ejemplos de estas dificultades las vemos en algunos políticos, funcionarios, negociantes, que no acatan las normas y en ocasiones, ellos mismos las han aprobado y las hacen cumplir de manera implacable. Lo vemos en los robos a la salud, a la educación, a la infraestructura, al dinero de los más pobres. En algunos empresarios que no pagan lo justo a sus empleados, jefes que se apropian de las ideas de sus subalternos. También hay ejemplos en personas humildes y de clase media, que simplemente no pagan o no respetan las filas del sistema de transporte masivo o de alguna entidad, roban papelería, horas de trabajo a la empresa donde laboran, mercado en la casa donde trabajan. En fin, y para cada uno de estos actos, personajes con una excusa que por supuesto, no puede validar estas acciones.

Otra variable que se podría considerar es la edad, sin embargo, vemos adultos muy jóvenes o adultos mayores sin ningún trastorno que explique su comportamiento, que no piensan en las consecuencias de sus actos, que son impulsivos y/o no son empáticos, que no se afectan ni se regulan por las normas éticas y morales.
Pudiera ser que la variable herencia si jugara un papel importante, pero no es determinante para explicar estas fallas o alteraciones. Otras variables que pueden explicar estas dificultades, pueden ser los trastornos del neurodesarrollo y los trastornos de la personalidad.

Hay estudios y teorías sobre el desarrollo moral, de los valores, de la cognición, de la inteligencia, de la personalidad, que han aportado al entendimiento de estos temas y son base para intervenciones sociales, sin embargo, seguimos viendo que personajes de todo tipo, no se autorregulan y pareciera que no les interesa las consecuencias de sus actos en los demás.

¿Cómo más se pueden explicar estas fallas y que más podemos hacer para solucionar estas dificultades que impactan la convivencia y la equidad social?

EVALUAR Y DIFERENCIAR
1. Evaluar periódicamente en la infancia para atender de manera precoz algún tipo de trastorno que pueda tener entre otras manifestaciones, la falta de regulación y/o empatía:
•Trastorno del neurodesarrollo: Trastorno del Espectro Autista (TEA), discapacidad intelectual, trastorno del lenguaje comprensivo, trastorno de atención con hiperactividad (TDAH).
•Trastorno de la conducta: Caracterizado por emociones prosociales limitadas, falta de remordimientos o culpabilidad, insensibilidad, carencia de empatía, despreocupación por su propio rendimiento, afecto superficial o deficiente.

Evaluar las funciones ejecutivas en los niños, concretamente aquellas que posibilitan un comportamiento autorregulado y adaptado como son el control inhibitorio, la flexibilidad cognitiva y la metacognición.

Evaluar la cognición social, que permite a las personas interpretar, predecir y percibir adecuadamente los signos sociales, así como la percepción, atribución y predicción de conductas emocionales, tener empatía y conocimiento de reglas sociales.

2. Evaluar en la adolescencia algún tipo de psicopatología de la personalidad y del neurodesarrollo que explique las alteraciones en la autorregulación y cognición social.

Evaluar las funciones ejecutivas de control inhibitorio, flexibilidad cognitiva y metacognición y evaluar la cognición social.

3. Realizar más prevención en salud mental en adultos para detectar e intervenir trastornos de la personalidad y/o trastornos neurocognitivos que afectan la autorregulación y cognición social.

INTERVENIR
Lo ideal, es intervenir en la niñez cuando hay diagnóstico de un trastorno del neurodesarrollo o de la conducta. Los psicólogos clínicos, psiquiatras, neuropsicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, desde su especialidad, pueden aportan a la intervención.
Pero cuando la dificultad es solo en el funcionamiento ejecutivo y cognición social, los neuropsicólogos tienen técnicas para habilitar o rehabilitar dichas funciones. También propuestas de intervención en casa y en el aula, con ayuda de los cuidadores y profesores.
En los adultos, pueden diseñarse intervenciones en sus lugares de trabajo como parte de los programas de Sistema de Gestión en Salud y Seguridad en el Trabajo, del cual se hablará en otro momento.

PARA FINALIZAR...
La evaluación e intervención neuropsicológica es de suma importancia en las problemáticas actuales de falta de autorregulación y empatía. Por eso, debemos poner mucha más atención en las funciones ejecutivas y en la cognición social. Los aportes de la neuropsicología ayudan a entender y resolver estas dificultades de impacto social, por tanto, su participación debería ser fundamental a nivel escolar y organizacional.

Gloria Liliana Sierra G.
Mag. En Neuropsicología
Mag. En Educación
Esp. Salud Ocupacional
psicologia.educacion.neuro@gmail.com

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