Educación para el desarrollo

30.05.2020

¿Cuáles son los aportes del enfoque de Educación para el Desarrollo a nuestras prácticas pedagógicas?

Los aportes del enfoque de la Educación para el desarrollo en las prácticas pedagógicas se orientan a disminuir las desigualdades en injusticias que se viven, plantea soluciones que favorecen el desarrollo social equitativo para todos. A continuación se hace referencia a algunos autores importantes que han estudiado el tema y han dado posibles alternativas para que ese cambio se dé.

En primera instancias se encuentran diferencias entre las prácticas pedagógicas y los autores considerados para este ensayo como es el caso del planteamiento de Freire (1983) en cuanto la educación como medio liberador debe entender el papel activo del estudiante en el proceso de aprendizaje, ya que aún predomina las prácticas educativas tradicionales y desde un enfoque meramente conductista donde los estudiantes son el recipiente de los conocimientos que da el profesor. Al contrario de las ideas del autor donde nadie educa a nadie, tampoco nadie se educa solo y que los hombres se educan entre sí.

Esta misma diferencia se convierte en la similitud con las prácticas pedagógicas de la región en cuanto no se enseña a los futuros docentes a reflexionar sobre los principios que estructuran la vida y prácticas en el aula que desarrollan el pensamiento crítico. Se deja de lado al profesor en el diseño curricular y de paso los contextos culturales y sociales que el profesor conoce, convirtiéndose solo son ejecutores de lo que alguien pensó. La consecuencia es que la naturaleza del aprendizaje y la pedagogía se vuelven rutinarios (Giroux, 1997). Así mismo, se observa la similitud de lo planteado por este mismo autor, referente a que se ha tenido la premisa que todos los estudiantes aprenden utilizando los mismos materiales, técnicas de instrucción y modalidades de evaluación. Esta premisa ha generado que aquellos alumnos de condiciones sociales distintas y estilos de aprendizaje especiales queden por fuera, negando su condición de sujeto con historia única. Estos alumnos se homogenizan bajo rótulos innecesarios y dañinos para ellos, limitando su posibilidad de sentirse apropiados y con capacidad de aprendizaje, así mismo se les limitan su voz crítica frente a su situación especial.

Hay aspectos de las lecturas que contribuyen a iluminar la práctica docente y uno fundamental es el papel que tiene el docente en concienciar para romper los actuales modelos y obtener una transformación hacia otros más justos con todos los grupos de una sociedad. Se advierte que concienciar no es lo mismo que ideologizar ya que se pasaría de una opresión a otra, se requiere por tanto, una toma de conciencia que permita a los estudiantes la expresión de las insatisfacciones personales y comunitarias previa reflexión libre, solo mirando críticamente su entorno. Esta expresión debe llevar posteriormente a la propuesta de cambios sociales, a una posición activa frente a los problemas y condiciones de su medio (Freire F. , 1983).

Otro aspecto importante para la práctica docente son aquellos pasos que refiere Freire (2004) para que haya una educación basada en la interacción entre educar y aprender: Educación que observa un rigor metodológico, desarrolla la investigación, tener respeto por el conocimeinto de cada estudiante; ejercitar un pensamiento crítico, respetar la ética y la estética, promober a hacer lo que se dice arriesgándose a aceptar lo nuevo y a rechazar cualquier forma de discriminación, reflexionar críticamente acerca del ejercicio docente y asumir la identidad cultural. En la medida que se sigan estos pasos, se puede lograr un verdadera educación que forme personas con la capacidad de hacer criticamente, de ser para si mismo y para la sociedad, de aportar positivamente para la convivenvia sana, de conocer de diferentes fuentes sin hacerse fanático de ninguna posición y respetando la verdad que creen poseer otros.

Por cosiguiente, tambien es necesario que se dedique tiempo a desarrollar metodologia eficaces para que los alumnos adquieren pensamiento critico, y es a través de la construcción de su propio aprendizaje que impulsa el desarrollo de sus competencias a través de recursos existentes que lo lleven a la resolución de problemas (García, J. 2011) como la inequidad, injusticia social y corrupción exitentes en Latinoamerica.

Los aprendizajes que se deben extraer de Freire (1983) para futuros procesos se deben focalizar al papel fundamental que tiene el docente en el cambio social y la necesidad urgente que tenga posiciones frente a la realidad nacional que oprime a muchas personas para que pueda desarrollar esa mirada crítica en sus estudiantes, ciudadanos con capacidad de tomar decisiones en su realidad. La idea es que el docente respete, sea ético con la posición crítica que a través de los ejercicios analíticos, surjan de los estudiantes. Es importante que no se salga de un adoctrinamiento para llegar a otro impuesto por el docente. Esa raya entre lo que el profesor debe hacer como actor de transformación no puede sesgar el pensamiento de personas aun sin criterios establecidos cuando se habla de niveles de primaria y secundaria.

De la lectura de los planteamientos de los diferentes autores tenidos en cuenta surge la pregunta de porque desde mediados del siglo pasado se han venido proponiendo alternativas de cambio social en Latinoamérica a través de la educación emancipadora, y no se ha logrado ese cambio... ejemplo la publicación de Freire en 1970 Pedagogía del Oprimido. También surge la pregunta de porque las reformas en la educación no alientan a que los educadores sean transformadores, desarrollen en sus alumnos competencias criticas frente a la realidad que viven y sean activos en la transformación de su entorno hacia uno con mejores garantías para todos y con más equidad.

Las respuestas a estas preguntas la responde Freire (1983), cuando expresa que hay una práctica de la libertad y otra de dominación, es decir, hasta el momento aún no se intenta esa educación para la libertad en los centros educativos. Parece que ha sido más grande la práctica de la dominación, ya que los profesores no han desempeñado un papel activo en los diseños curriculares sino que han estado a cargo de los intereses políticos, económicos y sociales (Giroux, 1997). Sin embargo, aquellas instituciones educativas que llevan a reflexionar sobre este tema, como es el caso de Uniminuto, están poniendo su aporte a esta transformación, formando en sus estudiantes de educación un pensamiento crítico frente a su labor para poder ser multiplicadores de dicho pensamiento crítico y transformador.

En tanto las escuelas no sean lugares neutrales, los profesores tampoco pueden adoptar una posición neutral, debe ser el agente de reflexión que ayude a los estudiantes a desarrollar un pensamiento crítico que responda a la solución de las injusticias económicas, políticas y sociales (Giroux, 1997).

Hay ciertas particularidades en la Educación para el Desarrollo en el contexto latinoamericano, como son la necesidad de independencia de la educación de las políticas de gobierno, que si bien algunas pueden promover el desarrollo, también puede promover el seguimiento de ciertas ideologías o posiciones frente a lo que se vive en la región, castrando el pensamiento crítico, liberador y transformador de las personas. Se requiere que la educación sea una fuerza que lleve al cambio y a la libertad, que integre al individuo con su realidad nacional, de un cambio de mentalidad que lleve a comprender la ubicación de las personas en la naturaleza y en la sociedad (Freire, 1983).

Para el contexto latinoamericano marcado por diferentes tipos de violencia, se debe rescatar y reflexionar desde las aulas y desde la formación de los futuros docentes el concepto y ejercicio de la ética universal el ser humano expuesta por Freire (2004), que condena la explotación de la fuerza de trabajo el ser humano, el acusar por oír decir, el afirmar que alguien dijo algo sabiendo que no es verdad, el engaño al incauto, el aprovecharse del indefenso, el sepultar los sueños, el prometer sabiendo que no se cumplirá, el hablar mal de otros. Estos hechos van alimentado la violencia y el resentimiento de los miembros de la sociedad, polarizando a la población y haciendo más lejana la posibilidad de acercar a miembros de una región que comparten más cosas de las creen. En la medida que se ejercite y se entienda la ética universal del ser humano, esta violencia que parece mínima, pero que va acumulándose hasta resentir a las personas, va a ser manejada y será consiente, se le podrá poner palabras a esos sentimientos de opresión y se podrán liberar y defender la condición de sujeto, con derecho a reclamar y a transformar con la palabra y con las acciones.

Así mismo, se requiere de un curriculum que guie hacia el desarrollo de la competencia de pensamiento crítico, con participación total del docente, ya que finalmente es quien ejecuta lo escrito y facilita la adquisición de competencias en sus alumnos, contribuyendo, al desarrollo de la comunidad (Lozano y Herrera, 2013).

Conclusiones

Existen planteamientos desde mediados del siglo pasado como son los de Freire, que enseñan como una educación liberadora posibilita el desarrollo equitativo de un país o región, sin embargo, parece que los grupos de elite han decidido sobre los planteamientos curriculares que perpetúan la opresión y desigualdad que se vivía en ese entonces y se vive en nuestros días. Pero en la medida que los profesores, gracias a la responsabilidad ética de algunos centros de formación, se formen para ser esos agentes de cambio y que a su vez ellos formen en sus aulas personas con un pensamiento crítico y creativo se logrará ese cambio hacia la justicia en nuestra región.

Hay que empezar por que el docente tenga consciencia de su papel en esta transformación y adquiera también ese pensamiento crítico, para que tome una posición frente a las realidades nacionales y con ética promueva la libertad en los estudiantes, libertad de pensamiento, de voz y de acciones creativas que generan cambio positivo.

Los docentes deben participar en el diseño curricular, ya que son ellos quienes conocen la realidad socio cultural de sus alumnos y de sus necesidades. Hasta ahora han sido solo ejecutores de lo que han pensado otros respecto a lo que debe de contener dicho curriculum y que ha respondido a interese económicos, políticos y sociales. Esto ha limitado la educación de pensamiento crítico y la transformación hacia condiciones que beneficien a todos y no solo a algunos privilegiados que piensan solo en sí mismos.

Bibliografía

Freire, F. (1983). La educación como práctica de la libertad. España: Siglo XXI. Recuperado de https://img28.xooimage.com/files/b/d/9/la-educaci-n-como...libertad-1ff07ed.pdf.

Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra SA.

García Retana, J.A. (2011). Modelo educativo basado en competencias: importancia y necesidad. Actualidades Investigativas en Educación, 1-24.

Giroux, H. (1997). Los profesores como intelectuales transformativos. En H. Giroux, Los profesores como intelectuales: Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje (págs. 60-66). Barcelona: Paidós.

Lozano, A. y Herrera, J. A. (2013). Diseño de programas educativos basados en competencias. Monterrey, México: Editorial Digital

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